Procrastinar es despilfarrar dinero.
En los negocios, cuenta la rentabilidad, ergo el dinero y si el dinero es esencial, el tiempo en que se genera, también. Por eso, escuchamos desde que somos chicos que el tiempo es oro. Entonces, si perdemos tiempo, perdemos dinero. Si procrastinamos, postergamos el dinero. Si postergamos el dinero, creamos un paradigma defectuoso para la empresa y tu gestión se ve poseíada por el postergator, criatura temida que, día a día, te aleja de tu mejor versión y te lleva a los pisos más bajos del mundo empresarial.
Tener una empresa y procrastinar es como tener querer ser vegano y comer carne. Es simple, cada vez que procrastinas está tirando dinero por la ventana y dando ese pedazo de tiempo a tu competencia. Procrastinar es hacer la plancha en arenas movedizas
La mejor manera de no procrastinar es no procrastinando.
Existe una realidad contundente, procrastinar porque podés.
Entonces el primer ajuste de tuercas para dejar procrastinar es no darte espacio para hacerlo. Ësto no solucionará el tema, pero es el comienzo. La procrastinación es un hábito no efectivo y desandar un hábito es una tarea desafiante, porque está arraigado.
El segundo paso es observarte en las situaciones que solés procrastinar.
Y el tercero es aplicar el nuevo hábito: la no procrastinación es la impecabilidad.
En la pirámide vemos como la base son los hábitos y por encima de ellos, tenemos a todos los tips para dejar de procrastinar y hacer mejor gestión del tiempo. Entonces, lo fundamental es desandar ese hábito tan nocivo para tu gestión y así aspirar a tener resultados sostenibles en el tiempo. Porque todo resultado que se base en un hábito, este se sostiene. Si solo apuntamos a las acción que nos recomiendan los tips es resultado es variable o incierto. Puede que ocurra como que no, lo seguro es que no lo sostendremos.
También es importante destacar, como nuestra el siguiente cuadro que para elevar significativamente tu gestión tendrás que hacer un potente diseño del ser, tu ser. Y acá, la cosa no se pone metafísica, acá seguimos hablando de hábitos, porque tu forma de ser no es más que un conjunto de ellos. Tu gestión es un conjunto de hábitos. Con todo esto vale aclarar que los cambios son mejoras del paradigma actual, para dejar de procrastinar tener que transformar tu gestión, construyendo un nuevo paradigma de efectividad.
Es importante medir tu gestión y como salpica a tus equipos de trabajo.
Todo lo que estaba bien, estará más o menos y lo que estaba más o menos pasará a estar mal. Eso es elevar un estándar y así deberás aplicar el nuevo paradigma de efectividad para transformar tu gestión y tu empresa. Escribí más arriba que procrastina el que puede y el cambio cultural es no dar ni un espacio chiquito para eso. Tres pilares fundamentales de la transformación son
1) la disciplina
2) la rigurosidad
3) la reinteración para fijar el nuevo hábtio.
De esta manera sembramos una transformación cultural y hacés germinar equipo de alta perfomance, empoderados y que tiene como meta la impecabilidad. No hay camino posible en hacer más de lo mismo, si queremos llegar a lugares donde nunca llegamos, deberemos hacer cosas que nunca hicimos, pero fundamentalmente deberemos hacer crecer nuestro know how, incorporar nueva información, conocimiento, nuevos hábitos y desandar los no efectivos. Así, en tu gestión y en cada una de las personas de tu equipo, no hay crecimiento colectivo, sin evolución individual. Es uno por uno, empezando por vos. La transformación es de arriba para abajo-
¿Qué dice la inteligencia artificial sobre la procrastinación?
Le pregunté al chat GPT sobre la procrastinación y me contestó ésto: «la procrastinación a menudo se debe a la falta de motivación o la falta de claridad sobre las tareas. Por lo tanto, los gerentes deben asegurarse de que los miembros del equipo estén motivados y tengan una comprensión clara de lo que se espera de ellos. Es importante recordar que la procrastinación puede afectar negativamente el rendimiento del equipo, así como la moral y la salud mental de los miembros del equipo. Por lo tanto, es fundamental que los gerentes estén al tanto de los signos de procrastinación y tomen medidas para evitarla.»
Es interesante la respuesta, la falta de claridad es recurrente. también los roles no claros. Esto nos aleja de la efectividad y en definitiva la procrastinación es el resultado de procesos y dinámicas no efectivos. La motivación es un vicio de los equipos de trabajo, la motivación se basa en el principio de la zanahoria. Para que exista un resultado motivo al equipo con una zanahoria para que se nueva. El problema es que como si fuera una droga que impacta de lleno en el sistema nervioso central de la cultura de la empresa, para que la próxima vez funcione, la zanahoria tiene que ser más grande. El gran referente del paradigma de la zanahoria es el presentismo. Tener que pagar un extra para motivar a los empleados a que cumplan el horario es un disparate. Eso lo cubre el sueldo.
Lo que debe tener cada persona de la empresa, vos incluída es compromiso. Porque la empresa es una red de compromisos. Si se honrar los compromisos, muere la procrastinación. Si reinar las excusas, la procrastinación se expande a pasos agigantados.
¿Estoy en estado de agotamiento, es una excusa válida para procrastinar?
Sí. Pero, la impecabilidad se ve afectada igual. El agotamiento es que otra dinámica no está funcionando bien. Tu cabeza es tu mayor tesoro en el mundo de los negocios, entonces debés cuidarla y dar el descanso merecido. Pero, de manera cotidiana. Imaginemos, por un momento, que trataras a tu cuerpo como lo hacés con tu cabeza, imaginemos que sos un atleta de alta competencia. Imaginemos que entrenás y competís todos los días, ¿cuál sería el resultado?: tu cuerpo sufre fatiga muscular y debés hacer reposo. Para que la lucidez no quede sepultada detrás de capas y capas de agotamiento, tenés que parar la cabeza y distraerte, tanto durante la jordana laboral, como antes y luego de ella. Pero, distraerte es cortar. No dar espacio alguno a pensamientos que tengan que ver con la gestión, así al regresar estás fresco y lúcido. Claro que ésto es de las tareas más complejas, la cabeza sigue enganchada hasta cuando dormimos. Entonces, para que el paradigma de efectividad evolucione, debés enfrentar este desafío.
Las promesas no cumplidas son procrastinación grave.
Cada vez que una promesa no se cumple, se daña la red de compromisos que es la empresa Cada vez que una promesa no se cumple, se daña la confianza, elemento esencial en cualquier tipo de relación laboral. Cada vez que no se cumple una promesa estás disparando al corazón emocional de la empresa. Y si las promesas no cumplidas abundan es imposible la transformación, la evolución y la construcción de un equipo de alta performance. Es preciso proporcionar a los equipo los recursos necesarios para completar sus tareas. Sean herramientas o tecnologías específicas, así como el tiempo y el espacio necesario para realizar la tarea.
Para crear el nuevo paradigma de efectividad, hay mucho trabajo por delante y ese trabajo empieza hoy, empieza ya.